viernes, 7 de mayo de 2010

A través de los laberintos

Híbridos, mezclados, nada puros. Esa es la característica que nos hace sumergirnos en el laberinto. Un lado animal y otro racional, aunque ninguno es peor que el otro, su combinación es la ponzoña que nos trastorna.

La historia del Minotauro comienza con una bella mortal llamada Europa, a quien Zeus rapta (adoptando la forma de un toro que emerge del mar) y la toma en una isla. En Rey Asterión la recibe ya embarazada con trillizos en su vientre, entre los cuales estará Minos. Al paso del tiempo, éste se vuelve rey y procura una prosperidad inusitada en la isla. Tanta... que se olvidó de dar gracias. Algún dios no soportó la ingratitud humana y lanzó una muestra equilibrada de justicia y advertencia a Minos. Poseidón, regente de los mares, mandó un toro semental que fecundaría a todas las vacas de la isla... pero luego habría de ser sacrificado.

Tal tarea se cumplió a medias.
Llegado el momento, Minos prefirió alardear del toro obsequiado por el dios y no matarlo. Como castigo, éste animal poseyó a su esposa, la bruja blanca Pasifae. A los nueve meses un crío con cabecita de cordero reveló la infidelidad. Ya ante el impulso de asesinarlo, el padre recibió otro mensaje. “No puedes matar ni encerrar o esconder a ese, tu hijo. De hacerlo, el castigo será mucho peor”.

Continúa...

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