jueves, 20 de octubre de 2011

Fe y fidelidad

La raíz de la palabra fidelidad pasa por el término fiel y alcanza el campo de otra más elemental: fe. La fidelidad viene de la fe. Somos fieles cuando hay una esperanza, cuando hay algo en lo que creemos que supera los niveles de la razón y del absurdo. Somos fieles cuando vemos más allá de nuestra propia sombra. Y vaya que la propia sombra nos hace jugarretas. Pero la fidelidad no se puede exigir, como no se puede exigir la fe. Ambas virtudes se cultivan, se estimulan, se premian, pero no se fuerzan. Como cualquier sentimiento, pero siendo más que un sentimiento, la fe es personal, y cuando coincide con la fe de muchas otras personas (como en recientes días se contemplaba en El Valle de la Virgen más bella del mundo) lo humano es lo realmente social. Un flujo y reflujo de peticiones y agradecimientos evidencian ese nexo entre ser fiel y tener fe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario