miércoles, 3 de septiembre de 2014

Crónica de un estreno cinematográfico

Domingo 14 de octubre. 6:00 pm
Conseguí la invitación para la “Gala Premier” de la película ¡Qué Detectives! gracias a dos factores fundamentales en la vida de cualquier venezolano: el azar y la palanca. Mi apreciadísima profesora de Marketing Cinematográfico rifó un par de entradas para este evento a sus alumnos (como yo), porque además esos lanzamientos son el fruto de su trabajo, como casualmente también son producto de los cineastas, otros artistas y muchos aspirantes.

Miércoles 21 de noviembre. 7:00 pm
A pesar de estar en Caracas, llego puntualmente al evento gracias a que salí dos horas antes de la casa de mis padres al Centro Comercial Tolón, en cuyo último piso están todas las salas de cine. Todo el espacio fue cerrado y solo se accedía con invitación impresa en la mano o teniendo el privilegio de integrar la lista que portaba la portera. Me emociona esa selectividad por la cual pertenezco a una mínima élite, y mientras subo la escalera mecánica, me vanaglorio sintiendo que el ascenso es físico y simbólico… que estoy entrando en una constelación de privilegiados. Pronto sabré la relación entre las palabras “estrellas” y “estrellarse”.

Miércoles 21 de noviembre. 7:07 pm
No hay nadie conocido a la vista. Tampoco es mucha la gente presente. Incluso sospecho que hay personas que viene a ver otras películas. La venta de cotufas está abierta y eso me hace dudar de una de mis grandes motivaciones por las cuales no me pierdo estos agasajos: los pasapalos. Donde venden comida no la regalan.



Miércoles 21 de noviembre. 7:13 pm
Por fin hallo a la dama que me invitó. Me alivia porque sé que puede presentarme a otras almas solitarias de esta alcurnia mediática. Ella me saluda con amabilidad y prisa, pues está ocupada en pleno ejercicio del oficio. Me dice que la otra que ganó la misma rifa no ha llegado… y se va. Tendré que hacer esa maniobra temible…

Miércoles 21 de noviembre. 7:21 pm
Saco mi celular del bolsillo. Eso me hace sentir terrible. Sacar el celular en un sitio así quiere decir que a nadie conozco, que no traje una cámara de fotos o que soy un alienado. Igual, Nokia en mano, me acerco a Moncho, el peliculista (guionista, protagonista, actor secundario, productor y selector de todo lo del filme) y me demuestra que es un buen tipo, sonriendo en la foto que no sé quien nos toma, primero con mi celular y luego con una cámara decente. No encontré cosa alguna para decirle, solo recordaba que no me gusta su programa televisivo (Qué locura, por Venevisión) por razones elementales. Igual se admira la intención de seguir emprendiendo y cumpliendo proyectos en el país, aunque sean suicidas o gusto masivo.

Miércoles 21 de noviembre. 7:33 pm
Ya estoy en la olla de la gente que toma fotos, por supuesto, del lado de la gente que toma fotos. Del otro lado hay gente que no conozco en su mayoría, pero todo su ajuar y su empeño por el brillo voluptuoso ayudan a saber que son famosos. Cuando décadas atrás veía yo la televisión venezolana, allí decían mucho el término “artistas” y se refería a actores y cantantes, quizás misses y alguna que otra bailarina. Poco ha cambiado, solo que ahora hay famosos que ni actúan ni cantan, bailan o les sobra belleza. Todavía quisiera creer que el talento y la disciplina son los ingredientes para el éxito, pero comienzan mis dudas a medida que veo quienes acaparan la atención de estas reuniones.

Miércoles 21 de noviembre. 7:41 pm
Por fin consigo amigos. Bueno, realmente fue que llegaron Leonardo Padrón y Carlos Sicilia y juro que me saludarían como a un primo porque nos dedicamos en común a la escritura. Les tomo una foto y casi salgo corriendo porque tampoco sé que decirles.

Miércoles 21 de noviembre. 7:50 pm
Me digo a mí mismo que le pediré al Diario El Caribe un carnet de esos que abren todas las puertas; es increíble cómo le sonreían a los periodistas todos. Algo de envidia saboreo.






Miércoles 21 de noviembre. 7:51 pm
La contemplación es una práctica a la que recurro en estos encuentros donde a pocos conozco. Las damas se dejan ver, sin esa hipocresía de las que se operan y se embuten en vestidos envidiados por las superheroínas y luego ponen cara de ofendidas porque alguien las ve por más de 2 segundos sin disimulo.
Más bien, estas estrellas parecen creer que soy periodista y me sostienen la mirada. Es más, aprovecho que una está sola (oh, milagro) y me le acerco. Ella me inspecciona mientras llego y voy sacando el Nokia. Sé que se decepciona porque no me ve lo que esperaba: un carnet de PRENSA. Sin titubeo le pregunto la enorme Jessika Grau que si puedo tomarme una foto con ella y (voilá) su rostro de aburrimiento, tacones incómodos o antipaparazzi se esfuma y… su cara se vuelve un poema sobre la hermosura inalcanzable. La foto la tomó el primer tipo que atajé por ahí.

Miércoles 21 de noviembre. 7:55 pm
Repito el procedimiento anterior con Luisana Beylone. Qué éxito.











Miércoles 21 de noviembre. 7:59 pm
Ya sé que no habrá pasapalos, porque aparece desde una baranda Moncho agradeciendo la asistencia y anunciando la proximidad de la proyección del largometraje. Me consagro a la multitud que ya se aglutina hacia otra escalera. Nos clasifican y me toca entrar a la sala de los que no somos ni famosos ni infames sino todo lo contrario.



Miércoles 21 de noviembre. 9:41 pm
Ya vi la película.
Primera conclusión: demasiadas actrices de relleno… Relleno en los senos y relleno en los traseros. Parecemos como espectadores unos bebés de pecho, literal y figuradamente. Debió llamarse a ratos ¡Qué tetero! Diosa Canales y una colección de famosas que asocio remotamente con programas de humor para televidentes, inflamadas, tensas de pieles, altas de tacones y en papeles… higiénicos. Cómo las desperdician. Las ponen a hacer de ellas mismas, en la comodidad acolchada de su cuerpo.
Segunda conclusión: hay que darle al pueblo lo que quiere. Los genios del siglo XXI deben ser los que sabes eso, lo que el pueblo apetece. Ya no importa si hace bien o mal, sino cuánto lo quieren y están dispuestos a pagar por ello.
Afortunadamente me consigo a mi buen amigo, el locutor Tomás Carrizales, y cambiamos de tema.

Lunes 26 de noviembre. 8:30 am

Usted se pregunta si esto es verdad o mentira.




Aparecido en el DIARIO DEL CARIBE, 2012.

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